Sep 2012 20

In a House With Unlocked Doors 

Por Sharon Mitchell

Parte Cuatro – De cerca e íntimos en París

El siguiente lunes, luego de conocer a mis dioses, (11 de mayo), me quedé sola en casa en la noche mientras que mi esposo, el sufrido Graham, salió. Recibí un mensaje de texto en mi celular, alrededor de las 8.30, creo, con una oferta sorpresa- ¿te gustaría ver uno de los shows de entrenamiento de Green Day mañana por la noche? Lo malo es que era en París. Si me lo hubieran preguntado cinco años atrás, hubiese dicho que no, pero estaba desesperada por verlos- los tickets más próximos para verlos que tenía eran para octubre- tomé la bala y dije que sí. A las once de la noche, mandé a Graham al supermercado que atendía toda la noche porque la impresora se había quedado sin tinta y necesitaba ir con mi entrada al tren de Eurostar la mañana siguiente.

En ese entonces, no había volado por 25 años, así que el tren era la única opción, y así fue, nueve días antes de mi cumpleaños número 50, viaje sola a otro país por primera vez en mi vida. Ese fue un momento muy significativo para mí, pero si hay una cosa que esta banda me ha enseñado, es que la vida es para vivirse, y es mejor arrepentirse por algo que hiciste que arrepentirse por no hacerlo. De esta decisión en particular, no me arrepiento ni por un momento.

El tren de Eurostar a París tiene una estación cerca a mi casa, y todo el viaje es aproximadamente de dos horas. Pasé ese tiempo con mi iPod, escuchando a 21st Century Breakdown en orden, desde inicio a fin por la primera vez. Mientras Billie cantaba “Yo solo quiero ver la luz” (I just want to see the light) en mis oídos, el tren pasaba por un túnel y salía la luz de día francés. Momento preciso Billie.

El show era solo para los ganadores, y éramo 200 nada más. El Club Trabendo esta en un parque en una zona algo dura de París, y me llevó mucho tiempo encontrarlo, pero llegamos ahí y encontramos algunas caras familiares en la pequeña multitud. El lugar era pequeño -un pequeño club nocturno, pero la audiencia era incluso más pequeña.

El show estuvo increíble- esta era la primera vez que muchos de nosotros escuchabamos algo de 21st Century Breakdown, y las canciones sonaban fascinantes, especialmente See The Light – ¡tan apropiada! – aunque esa es una de las pocas veces que he visto esa canción ser tocada en vivo. Una pena. La banda estaba animada, haciéndose los tontos, divirtiendose con el público, Billie y Mike siendo traviesos y pícaros por un momento.

Luego del show, salimos, tratando de alcanzar a la banda antes de que se fueran, pero los organizadores de la estación de radio que patrocinaron el concierto se los llevaron rápidamente, así que nos paramos afuera haciendo amigos. Luego de un momento, uno de los mienbros que ayudaban con el sonido y video se acercó a nosotros, luego de una corta conversación, desapareció llendo adentro, regresando luego con regalos – la lista de canciones para mi y uñitas de la guitarra para todos.

Así que  ahora en mi cuenta de shows de Green Day eran cuatro, dos de ellos fueron gratis. En el camino a casa, no pude dejar de preguntarme qué otras sorpresas saltarían en mí por ser fan de esta banda.

Nunca lo podría adivinar.

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